Artículo de Opinión. CEACOP Informa
Los primeros meses del año han venido marcados por una serie de hitos que hacen vislumbrar brotes de reactivación en el sector de la construcción.
En el primer trimestre asistimos a un repunte en el número de licitaciones de obra pública, que se dispararon alcanzando 901 licitaciones. En el mes de marzo, una vez en vigor la nueva Ley de Contratos del Sector Público se redujo el número de obras licitadas, manteniendo un ritmo más pausado hasta hoy.
Por otra parte, hemos notado en el último año un aumento de la actividad en edificación, gracias a la promoción residencial privada. Algunas poblaciones están experimentado un desarrollo urbanístico en sus áreas de expansión causado por el incremento de inversión privada en la ejecución de viviendas, que registran una alta demanda tras diez años de parón en el sector.
A esto le sumamos, los datos positivos de empleo que recoge la última Encuesta de Población Activa del Instituto Nacional de Estadística (INE). Según esta encuesta, en Andalucía el sector de la construcción ocupa a más de 190 mil trabajadores, algo que no ocurría desde el cuarto trimestre de 2011. Es un buen dato, pero la realidad es que apenas se ha alcanzado la mitad de la tasa de empleo que existía antes de la crisis. Entre 2008 y 2012 se destruyeron más de 300 mil empleos, lo que supuso un descenso del volumen total de trabajadores en el sector de la construcción en Andalucía del 69%.
Actualmente, uno de cada cuatro empleos en nuestra región lo genera el sector de la construcción, especialmente la promoción residencial. Dónde a pesar de crecer la ocupación
nos encontramos con el problema de falta de mano de obra cualificada en determinados oficios: gruistas, soladores, encofradores…, que solo son posibles aprender en las obras.
Todos estos indicadores nos permiten hablar de cierta reactivación, pero aún no de recuperación. En el caso de la obra pública, la incertidumbre política que provocan los inminentes procesos electorales en Andalucía (elecciones autonómicas y municipales), y los probables comicios generales, en los que nos veremos envueltos en los próximos meses, frenan irremediablemente la toma de decisiones e inversiones que demanda el sector, y tan necesarias para el desarrollo social, económico y productivo de la región.