Pero parece que las distintas administraciones políticas no ven suficientes motivos para coger a Joaquín Jiménez y evitar que se vaya a Japón con esos 25 millones de euros en el bolsillo.
El proyecto está planteado con muchas espitas abiertas a adaptarse a lo que la ciudad les pueda ofrecer. No dicen si necesitan 300 metros o 500 o 1.000. Ponen pocos condicionantes pero el proyecto sigue si novio o novia.
Por venir no viene ni con una ubicación concretada. Viene, por supuesto, con varias ideas pero, todas sus propuestas chocan con alguna administración pública.
Dos son las localizaciones preferidas por este grupo de inversores más que experimentado en este tipo de instalaciones. En sus sueños ven el acuario o bien en el Campo de las Balas o bien en la antigua Escuela Náutica, frente a La Caleta. En un caso chocan con el Ayuntamiento, antes de Kichi, que ya se limpiara las narices con el proyecto, y ahora con Bruno García, cuyo delegado de Urbanismo, José Manuel Cossi, da un sí, pero… al igual que sus delegadas de Cultura o Fomento.
En cuanto a Náutica choca con la Junta de Andalucía, empecinada con sacar a subasta ese ruinoso edificio abandonado desde hace ya más de 20 años.
Ya hace unos años, por chocar, chocó ya con Francisco Piniella cuando éste era rector de la UCA, porque quería el Campo de las Balas para instalaciones deportivas complementarias a la facultad de Educación que se iba a instalar en Valcárcel.
Los promotores quieren suelo en concesión e invertir en todo lo que rodea al acuario
El Ayuntamiento ahora le responde a este grupo de inversores y futuros propietarios de un acuario que viene reclamando una ciudad y una ciudadanía que lleva años escuchando algo que denominan economía azul pero que realmente aún no se ha visto apenas nada efectivo. Cossi le dice que lo siente, pero que allí, en el Campo de las Balas, que aparece en el PGOU con una mitad para uso dotacional y otra para uso hotelero, irá un hotel sí o sí, y que ya se verá qué se hace con el resto del suelo.
Así que vuelva usted mañana, como escribía Larra, por parte de Ayuntamiento y Junta de Andalucía.
Joaquín Jiménez fue también a la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz y parece que allí es donde fueron algo más proactivos. Le hablaron a este sevillano afincado en Cádiz de la famosa integración puerto y ciudad y que podría contar con una pastilla en algún rincón de La Punta pero que el uso de ese suelo concreto estaba todo él pendiente de una decisión de un Consejo de Ministros que nunca llega y que ya mandó al garete a una sociedad que, aburrida, dijo que se olvidaran del hotel de cinco estrellas que querían instalar en el edificio de Puerto América.
Así que allí, en la APBC, se encontró con más trabas. Pero los empresarios vascos insisten y proponen el antiguo cementerio, proponen, proponen y proponen. Afirma Joaquín Jiménez que se adaptan al espacio que les consigan, a la vez que afirma estar convencido de que ya le dijo a la Junta de Andalucía en su momento que no a la propuesta de que se presentaran a la subasta de la Escuela Náutica y que ya allí hicieran lo que quisieran.
La respuesta de estos promotores fue un no rotundo porque poner en pie cualquier proyecto en Náutica supone un gasto con el que no cuentan antes de poder poner la primera piedra de su futuro acuario.
Además, Joaquín Jiménez insiste en que ellos no quieren comprar suelo, que lo que quieren es una concesión administrativa de 30, 40, 50 años… Así ellos no tendrían que pagar una gran cantidad por el terreno y, además, el suelo seguiría siendo del Ayuntamiento o de la Junta y, al fin y al cabo, de la ciudad.
Este acuario albergaría a más de 3.000 especies y sus promotores lo ven como una buena alternativa que podría servir de atractivo para muchos turistas que ya están hartos de ver playas y ya han probado todos los platos de la carta de Cádiz y que terminan yéndose a Jerez, Sevilla o incluso a Málaga en busca de unas opciones culturales de las que adolece la ciudad.