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Bruselas prevé que Europa esquive la recesión y eleva al 1,4% el PIB de España

  • UNA REVISIÓN AL ALZA DE CUATRO DÉCIMAS/ La Comisión Europea mejora sus previsiones de crecimiento y de inflación para casi todos los países gracias al abaratamiento del gas. Los precios en España subirán un 4,4% este año, la mitad que en 2022.

Los riesgos se han moderado, pero el contexto internacional podría relanzar los precios

Pablo Cerezal. Madrid

La Comisión Europea dio ayer varias buenas noticias en sus Previsiones Económicas de Invierno bajo un título que parece toda una declaración de intenciones: La economía de la UE se prepara para evitar la recesión, pero los vientos de cara persisten. La primera, una revisión al alza del PIB generalizada en todo el Viejo Continente para este año que eleva el pronóstico del PIB nacional en cuatro décimas, al 1,4%. La segunda, que Europa en su conjunto y prácticamente todos los países que la componen sorteará la recesión, entendida como dos trimestres consecutivos en contracción (ver información a la derecha). La tercera, un recorte de la inflación, que resulta crucial para mantener el consumo y para empezar a ver el final de las subidas de los tipos de interés. “La economía europea está demostrando ser resiliente frente a los desafíos actuales. Hemos podido evitar la recesión”, resumió el vicepresidente económico de la Comisión, Valdis Dombrovskis.

La mejoría de las perspectivas de la economía española es notable, si bien algo más limitada que la del conjunto de la eurozona. En concreto, Bruselas elevó cuatro décimas (frente a seis en la unión monetaria) sus previsiones de crecimiento del PIB español para este año, hasta el 1,4%, un avance que irá seguido de otro incremento del 2% en 2024, la misma cifra que la establecida en el anterior documento, de noviembre. Esta revisión al alza, que comparten en mayor o menor medida todos los países de la UE salvo la República Checa, Finlandia, Estonia y Lituania, se debe a que “diversificación de las fuentes de suministro de gas y la fuerte caída de su consumo han dejado los niveles de almacenamiento por encima del promedio de los últimos años, y los precios mayoristas del gas han caído muy por debajo de los niveles anteriores a la guerra. Además, el mercado laboral de la UE sigue funcionando con fuerza, con la tasa de desempleo en su mínimo histórico del 6,1%”. Por ello, “la confianza está mejorando y las encuestas [de actividad empresarial] de enero sugieren que la actividad económica también está lista para evitar una contracción en el primer trimestre de 2023”.

Además, este mayor vigor de la economía no reforzará la espiral inflacionista. De hecho, el Índice de Precios de Consumo (IPC) también se modera de forma generalizada en la mayor parte de los países europeos. Por ejemplo, España, que registró una inflación del 8,5% en promedio en 2022, moderará esta cifra hasta el 4,4% en este año, quedando entre los países con menores presiones inflacionistas de Europa. Esta moderación se debe principalmente al descenso de la factura energética derivado del abaratamiento del gas y el petróleo en los mercados internacionales, lo que reduce también el coste de producción de numerosos bienes y servicios. Sin embargo, “la inflación subyacente [la que excluye la evolución de la energía y los alimentos por considerarse más volátiles] aún no ha tocado techo”, debido a que los fabricantes seguirán repercutiendo progresivamente el encarecimiento de los costes de producción, que ahora han absorbido en gran medida mediante una reducción de sus márgenes de beneficios. Esto podría llevar a una mejora del poder adquisitivo de los europeos en los próximos trimestres, aunque “solo gradualmente”, advirtió el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, lo que impulsará el consumo.

Con todo, Bruselas advirtió de que parte de la mejoría en las cifras de crecimiento se debe a que el cierre del ejercicio ha sido más positivo de lo esperado inicialmente, lo que deja la economía en una mejor posición para este año. Por ejemplo, en el primer trimestre, la Comisión apuesta por un crecimiento del 0,1% respecto al trimestre anterior, una décima más que lo previsto en otoño, mientras que para el segundo mantiene el 0,3% anticipado tres meses atrás. Y no es hasta la segunda mitad del año cuando se dará un acelerón, gracias a la moderación de los precios, con avances del 0,5% entre julio y septiembre (el mismo dato que en las anteriores previsiones) y del 0,6% entre octubre y diciembre (una décima más). Si bien se trata de una mejora mínima, tiene un gran efecto psicológico al evitar el estancamiento en el arranque del año, al tiempo que Europa sortea la recesión. En concreto, Bruselas apuntaba a un descenso de la actividad del 0,1% entre enero y marzo tras un recorte del 0,5% en el último trimestre del año pasado, pero finalmente 2022 cerró en positivo (con un alza del 0,1%) y 2023 podría arrancar con un estancamiento de la actividad.

Vientos de cara

Todo ello apunta a un cierto optimismo, y uno de los elementos en los que se empieza a notar es en que Dombrovskis ya empezó a reclamar la contención del déficit público (ver página 26). Sin embargo, “aún enfrentamos múltiples desafíos, por lo que no es momento para la autocomplacencia, sobre todo porque la guerra implacable de Rusia contra Ucrania todavía genera incertidumbre”, señaló Dombrovskis, mientras que Gentiloni advirtió de un “difícil periodo por delante” con “poderosos vientos de cara”. “Los consumidores y las empresas continúan enfrentando altos costos de energía y la inflación subyacente seguía aumentando en enero, erosionando aún más el poder adquisitivo de los hogares”, señala el texto. “Al tiempo que persisten las presiones inflacionarias, se prevé que el endurecimiento de la política monetaria continúe, lo que lastrará la actividad comercial y la inversión”. Dicho de otra forma, que aunque hay una mejora en las perspectivas y “los riesgos parecen menores […], no se puede descartar una posible reversión de esa caída de la inflación en el contexto de continuas tensiones geopolíticas” y de la reapertura de la economía china.

Por todo ello, Gentiloni reclamó “mostrar la misma determinación y ambición que durante los tres últimos años, con respuestas comunes a los retos a los que nos enfrentamos hoy” y gracias a los cuales “la UE ha capeado las tormentas que han golpeado nuestras economías y sociedades desde 2020”. Por su parte, Dombrovskis reclamó dar un “impulso a nuestra competitividad industrial para fortalecer el crecimiento general y la resiliencia” porque “es esencial mantener la posición de la UE como un actor económico global líder”. Una competitividad que se ha visto dañada por el encarecimiento de los costes energéticos y la falta de componentes y que ahora se pretende relanzar con los PERTE.