Cádiz: Los tres nombres que llevarán el peso del desarrollo de Cádiz en 2024

Cádiz: Los tres nombres que llevarán el peso del desarrollo de Cádiz en 2024

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  • Ayuntamiento, Zona Franca y Autoridad Portuaria tienen en sus manos la posibilidad de cerrar a lo largo del nuevo año el diseño de la ciudad de cara a las próximas décadas

  • El modelo de la ciudad que viene 

  • La gran revolución de Cádiz: cuatro ciudades en una 

 

Cada inicio de año, cuando miramos al desarrollo que esperamos del nuevo ejercicio, buscamos cualquier excusa para calificar como “esencial” para los intereses de Cádiz los doce meses que se ponen en marcha.

En buena parte de las ocasiones, la contundencia de esta afirmación acaba desinflándose a medida que pasan los meses y lo que se espera para la ciudad no se logra o se dilata en el tiempo.

Como un bola de nieve, todos estos proyectos que han ido quedando por el camino, han ido acumulándose. Unos cuantos han llegado incluso al límite de una espera lógica; otros, ya se dan por perdidos.

Esa bola de nuestro futuro no cumplido, acaba de toparse con la puerta de entrada del nuevo año. Ahora queda por ver si entra en el 2024 y si el año es capaz de derretir la bola, en todo o en parte, para que algo pueda hacerse realidad antes del próximo 31 de diciembre.

Más que nunca en pasados años, en esta ocasión la ciudad de Cádiz apoya sus deseos y necesidades sobre tres nombres. No son los Reyes Magos, pero sí tienen en sus manos la posibilidad de dar los pasos esenciales para, primero, recuperar el ritmo de la ciudad tan dañado en parte en los últimos ocho años; y, segundo, poner ya en marcha los pilares de lo que debe ser la capital de las próximas décadas.Bruno García, desde la Alcaldía del Ayuntamiento; Fran González, al frente de la Zona Franca y Teófila Martínez, dirigiendo la Autoridad Portuaria, manejan desde sus despachos todo el suelo de Cádiz. Y su futuro.

Eso sí, todos con la vista puesta en dos administraciones que acumulan una importante deuda con Cádiz, con la esperanza de que comiencen a pagarla este mismo año. Pasa con la Junta de Andalucía y pasa también con el Estado.

El nuevo alcalde de la ciudad, que ha cumplido ya seis meses en el cargo, debe asumir que llegó a la Alcaldía con expectativas muy altas por una parte muy importante de la ciudadanía, hasta el punto de lograr la mayoría absoluta en las pasadas elecciones municipales.

Al contrario de lo que pasó con José María González, será difícil que se le dé un plazo tan amplio como el que obtuvo Kichi para ponerse a trabajar y sacar adelante proyectos para la ciudad. Todo lo contrario, el parón sufrido por Cádiz en estos ocho años, salvo en cuestiones muy determinadas como la movilidad urbana, supone para el nuevo gobierno una carga extra: ahora se le reclama agilidad en el cumplimiento de sus promesas.

El Presupuesto Municipal para 2024, cuya aprobación está próxima, marcará cuál va a ser la agenda de prioridades del equipo de García.

Ya ha lanzado actuaciones en el parque de viviendas. Es, como se sabe, uno de los graves problemas históricos de la ciudad. De difícil o imposible solución.

Lo anunciado hasta ahora se centra en proyectos de pequeñas dimensiones y con un limitado número de pisos por cada promoción. Hoy, los grandes suelos donde aún se pueden construir decenas de viviendas están fuera del alcance del Ayuntamiento, ajeno a su propiedad.

Las cuentas del nuevo año deberán de marcar el interés o no del nuevo gobierno por el patrimonio histórico de la ciudad, el gran abandonado en esta década.

Cádiz todavía tiene pendiente por definir el papel de su patrimonio en su desarrollo como ciudad cultural y turística. A priori todo debería de parecer muy claro, y cualquiera debería de asumir el valor que las murallas, los museos, los monumentos, tienen para esta ciudad tan pequeña que no tiene capacidad para contar con un sector industrial como motor de su crecimiento.

Por eso es tan importante este presupuesto. Entonces sabremos si vamos en serio o no. Si nos creemos nuestra historia y el rédito que le podemos sacar. Si descubrimos de una vez por toda el papel de Cádiz como Capital Constitucional, más allá de un cartel en la entrada de la ciudad.

Aquí Bruno García debería de jugar un papel esencial y presionar a las dos grandes administraciones públicas para sacar adelante proyectos congelados.

Equipamientos abandonados 

¿Los recordamos? El castillo de San Sebastián, propiedad del Estado, y que está abandonado; el Centro de Interpretación del Doce, propiedad de la Junta, y que está cerrado. La ausencia de apoyo financiero de ambas administraciones para la cada vez más necesaria restauración del Monumento a las Cortes (que pronto olvida la Junta su compromiso de ayuda tras la caída de la espada hace unos años), y para la recuperación de todas las fortificaciones.

Aquí jugará mucho la presión que Bruno García pueda hacer ante las grandes administraciones, asumiendo los escasos recursos municipales. (Aquí hay que tener en cuenta que el PP ha recibido un Ayuntamiento con unas cuentas más saneadas que las que tenía hace ocho años, lo que le permite acudir a los préstamos si quiere reforzar el hipotético plan de inversiones).

En este triunvirato, recae sobre el alcalde un papel nada sencillo y que, se supone, le va a ocupar su tiempo: dialogar, reclamar, exigir y presionar para que salgan adelante actuaciones que, por el tiempo que acumulan sin ejecutarse, forman parte ya de nuestra vida.

Aquí, el alcalde puede tener a su lado o en frente a la Junta de Andalucía, que desde principios de siglo ha ido dejando pendiente proyectos de la ciudad. Esos que en su día iban a ser relevantes para nuestro futuro. Futuro que ha llegado sin estar ejecutados.

El Hospital Regional, la Ciudad de la Justicia, el futuro del antiguo edificio de Náutica, los solares de Loreto, Chalé de San Luis y San Severiano. Un listado sonrojante de incumplimientos de compromisos autonómicos. Todos son herencia del PSOE cuando gobernaba la región, pero tampoco podemos obviar que el PP acumula ya 5 años al frente de Andalucía, tiempo más que suficiente para haber puesto en marcha en alguna algunas de estas operaciones.

Por eso, en estos casos, Bruno García difícilmente va a tener capacidad de dar más tiempo al gobierno de Juanma Moreno para cumplir con Cádiz. La ciudad, o por lo menos aquella parte de la misma que está concienciada de sus necesidades, considera que ya ha pasado tiempo más que suficiente para hacer realidad al menos alguno de estos proyectos.

A la vez, y junto al trabajo propio que haga el Ayuntamiento en los tres años y medio que le quedan de mandado, se es consciente de que lo que ejecute o deje de hacer la administración regional en este tiempo jugará a la hora de emitir el voto en las próximas elecciones municipales.

Dejando a un lado las relaciones con la Junta, Bruno García juega con la ventaja de que en Cádiz tiene dos aliados que también tienen muy clara la idea de ciudad y la necesidad de plantear proyectos que la refuercen de cara a las próximas décadas.

El nuevo modelo de Zona Franca

Con Fran González, delegado del Estado en la Zona Franca (esperemos que el gobierno de Pedro Sánchez no cometa el error de cambiar a su representante en el Consorcio gaditano y que prime el análisis de su trabajo efectivo en estos años, frente a los movimientos políticos internos del PSOE gaditano), no hay una conexión ideológica, lógicamente, pero sí una clara idea de municipalismo y de servicio a la ciudadanía.

El delegado de la Zona Franca ya mantuvo abiertas líneas de diálogo con el gobierno de José María González, y las mantiene con el de Bruno García, con el que ha tenido diversas conversaciones.Hay dos aspectos en el que el Consorcio avanza con agilidad y cumpliendo calendario: el desarrollo de Incubazul y la apuesta inmobiliaria en Navalips.

En el primero de los casos, este año permitirá abrir las espectaculares dependencias de este equipamiento; en el segundo, se agotará el ejercicio con todo el proceso de tramitación urbanística listo de cara al inicio de la construcción de las primeras viviendas, sobre un total de 800, ya en 2025.

Incubazul, y la Economía Azul, irán más allá del espacio que va a ocupar en el polígono exterior. Es el principal ejemplo del nuevo modelo económico por el que apuesta la Zona Franca.

El éxito del mismo va a ser vital para el Cádiz de la próxima década, pues nos permitirá situarnos en la vanguardia de la nueva economía. Asumiendo que las grandes industrias deben ir en Las Aletas (hoy Lógica), en Delphi y en el Polígono del Trocadero, la capital debe apostar por ser un referente tecnológico y un contenedor de nuevos modelos empresariales, donde primen los nuevos emprendedores, que ya vienen pisando fuerte con Incubazul.

Este nuevo año que ahora se inicia es también vital para que la Zona Franca y el Ayuntamiento cierren el rediseño del polígono exterior, asumiendo que es un proceso complicado (llevamos hablando de ellos desde hace décadas) porque el mayor porcentaje de este suelo están en manos privadas.

Habrá que aclarar este año, sí o sí, si este suelo se sigue dedicando a industria o si se abre la mano a la construcción de viviendas en una parte del mismo, como ha pasado con Navalips.

La conexión del puerto con la ciudad

El tercer protagonista de 2024 tiene también una clara mentalidad municipalista, Teófila Martínez. Al fin y al cabo ha sido alcaldesa de Cádiz durante veinte años y ha tenido como concejal al propio Bruno García.La conexión en este caso es igualmente intensa. Aquí el alcalde, y la ciudad, se va a beneficiar pronto de la dinámica de trabajo impuesta por Martínez en la Autoridad Portuaria.

Este año ya comenzarán los trabajos de remodelación del Muelle Ciudad

para su conexión con la trama urbana, a la vez que enfilarán el final de las obras en el nuevo muelle de contenedores. Esta segunda operación permitirá desalojar el muelle Reina Sofía y transforman, en su conjunto, unos 300.000 metros cuadrados de suelo para uso de la ciudad.

Lo ideal será definir contenidos y cómo acoplarlos a las necesidades presentes y futuras de Cádiz. El “ritmo” de trabajo de Martínez ya se deja notar en el adelanto de la tramitación administrativa de este ambicioso plan, de un calado superior al que supuso la urbanización del barrio de Astilleros, y de la misma relevancia que el soterramiento del tren.

Tres políticos cada uno son su propio perfil como gestores pero que tienen en común la necesidad de cerrar un proyecto de ciudad que encare con cierta tranquilidad las próximas décadas de existencia.

  • Diario de Cádiz
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#LaConstrucciónEsParteDeLaSolución

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