El primer edil ha explicado que, acto seguido, se desarrollará una segunda fase, de mayor envergadura, que intervendrá en el resto del complejo. La inversión prevista total rondará los dos millones de euros, ha calculado Bellido, quien prevé que el inmueble pueda ser visitable en un plazo de dos años o dos años y medio como muy tarde. El alcalde ha recalcado que el “compromiso” es que el antiguo cenobio, el primero ocupado por mujeres en la ciudad tras la reconquista cristiana, acoja el Museo de las Cofradías .
“Córdoba tenía una deuda con un edificio que tiene 15 siglos de uso continuado”, ha asumido el primer edil, quien ha recordado que en el expediente que en su momento redactó la Unesco para evaluar la situación del Casco Histórico como Patrimonio de la Humanidad ya apuntaba a la conservación “muy deficitaria” del convento.
El presidente de la Gerencia Municipal de Urbanismo, Miguel Ángel Torrico, ha destacado por su parte que este tipo de actuaciones “son complejas tanto por lo que ya supone cualquier obra que se lleva a cabo desde lo público como por el esfuerzo presupuestario que hay que hacer”. Pero, en este caso, además, porque “toda la actuación está pensada de una forma exquisita”, pues la ciudad “tiene la responsabilidad de hacer una obra acorde con ese legado y con ese respeto a nuestra historia”.
La recuperación del alminar
La arquitecta del Servicio de Proyectos de la Gerencia de Urbanismo, María Rosa Lara, ha detallado que la torre alminar, declarada Monumento Nacional en 1931 y Bien de Interés Cultural , presenta numerosos daños, principalmente la rotura de peldaños y el degradado de los sillares en las zonas afectadas por la humedad.
Para revertir la situación, se proyectan trabajos de limpieza relacionados con la eliminación de materiales deteriorados o ajenos al monumento, desinfección, limpieza de sillares, picado y vaciado de llagas y eliminación de sales. También requiere de trabajos de consolidación y restauración, reposición de sillares y tratamiento de acabado al mortero existente. La experta ha incidido en que la intención es “intentar intervenir lo menos posible” para preservar la esencia del edificio.
En esta primera fase también se intervendrá en las dependencias anexas , que requieren de unas operaciones de rehabilitación con la sustitución de cubiertas y mejora de la eficiencia energética, así como la rehabilitación y aislamiento de los suelos.
La torre-alminar tiene una anchura de unos 4,25 metros y una altura de 18 metros . La piedra utilizada en su construcción tiene similares características a los sillarejos utilizados en la parte baja de la fachada de la antigua iglesia de Santa Clara, piedra calcarenita asentada con mortero de cal. La fábrica de sillarejos de los muros exteriores y del machón central, las ménsulas y peldaños constituyen un completo sistema estructural resistente, en equilibrio y estable con más de X siglos de antigüedad. Del alminar se conservan, en la parte inferior de la torre actual, los muros laterales, el machón central y algunos peldaños de la mitad inferior. Se desconoce su altura original y su remate superior.
El convento de Santa Clara, una historia fascinante
El convento de Santa Clara encierra la historia de la ciudad. El jefe de la Oficina de Arqueología de la Gerencia de Urbanismo, Juan Francisco Murillo, ha recordado que el alminar está fechado a finales del siglo X, aunque ha admitido que “lo que no está tan claro” es si el conjunto de la mezquita al que está vinculado pertenece a la misma época o es anterior, pues el edificio “abarca una secuencia amplísima”. Las partes más antiguas que se conocen datan del siglo III después de Cristo , vinculadas a la antigua calle romana en la que se asentaba, con salida a la puerta situada en lo que ahora es la Cruz del Rastro.
Los expertos hablan de una posible iglesia tardo-antigua de los siglos V y VI por el hallazgo de un mosaico con motivos “claramente cristianos”, aunque Murillo ha dicho que “no está muy clara” esta teoría, pues otros estudiosos apuntan a una antigua domus.
“En definitiva, es un edificio muy complicado”, ha resumido Murillo, quien ha incidido en que la intervención sí va a “intentar resolver por todos los medios” si la mezquita responde a un momento unitario de finales del siglo XI o tiene una fase previa, que es a lo que apunta la propia secuencia constructiva visible, por ejemplo, en el material de acarreo que se utilizó en la galería del antiguo patio de la mezquita.
Pero la historia de Santa Clara no termina ahí, sino que llega hasta la fecha actual, al pasar del culto islámico al católico. Y es que, tras la reconquista a finales del siglo XIII, en el complejo se instaló una comunidad religiosa de mujeres , la primera asentada en la ciudad, que llegó a ocupar toda la actual manzana.
Con el paso de los siglos, el templo católico vivió “un cierto proceso de transformación y casi monumentalización “, que tuvo su culmen en la construcción de la portada barroca que da a Rey Heredia. Fue ese el momento, coincidiendo con el Concilio de Trento, en que se procedió a cambiar la orientación del altar. De esa fase datan también la segunda planta y el coro, que conserva un espléndido artesonado mudéjar trasladado desde otra iglesia. “La historia de este edificio configura uno de los ejemplos más espectaculares y más interesantes de todo el patrimonio de la ciudad”, ha resumido el arqueólogo municipal.