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La reivindicación de inversiones en comunicación en la provincia son una constante a lo largo de los años
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La alta velocidad ferroviaria, el aeropuerto privado y el desdoble de la N-435 son consideradas prioritarias
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Huelva, ante los años más importante para su desarrollo
EL futuro de la provincia de Huelva pasa por las infraestructuras. La opinión es unánime entre los onubenses, compartida, además, por quienes se muestran interesados en participar de ese futuro con inversiones privadas. No se entiende el desarrollo de esta tierra sin que se le dote, sobre todo, de una mejor comunicación. Basta su integración en la red de transportes nacionales en igualdad de condiciones con otras provincias, en Andalucía y también en el resto de España.
Hace dos años, quien fuera presidente del Consejo Económico y Social de la provincia de Huelva, el profesor Juan José García del Hoyo, calculó un déficit de más de 2.000 millones de euros en la inversión pública para los onubenses en los últimos cuarenta años. Una deuda histórica que, ya advirtió entonces, sigue creciendo cada año al mismo tiempo que van llegando inversiones a otras provincias, acentuando de forma proporcional la pérdida de competitividad de esta tierra frente a iguales.
El mayor ejemplo del olvido al que se encuentra sometida la provincia es el tren de alta velocidad. El AVE es un símbolo de la lucha por las infraestructuras en Huelva desde hace más de 30 años. Representa las promesas incumplidas, los olvidos injustificados y los agravios comparativos que ha enquistado la relación con el Estado, en sus diferentes gobiernos, y la falta de grandes partidas que contribuyan al desarrollo de Huelva.
Desde los años 80 se habla de la posibilidad de que Huelva tuviera alta velocidad ferroviaria. Desde que la primera línea se proyectara entre Madrid y Sevilla para la Exposición Universal de 1992, celebrada por el quinto centenario de un hecho histórico sucedido en Huelva, a la que sólo llegaron migajas de las grandes inversiones realizadas en todo el país.
Ese primer AVE, imagen de la España moderna, se quedó ahí hace 31 años, a poco más de 90 kilómetros, entre múltiples promesas y proyectos fantasma que hablaban de extender la red hasta este extremo peninsular, con tanto que ofrecer para el turismo y para la industria del país.
Tres décadas después, la trama ferroviaria se extiende por casi toda España mientras Huelva sigue anclada en el pasado, con un tren deficiente, que tarda más de hora y media, cuando no tiene incidencias, sólo para llegar a la capital andaluza, la más cercana. Apenas cuatro convoyes diarios de transporte público para cubrir esos 90 kilómetros que en ningún lugar se hacen tan largos como aquí.
Queda apenas la esperanza que viene de Europa y de la vecina Portugal. En 2021 se logró la inclusión de Huelva en el corredor ferroviario europeo atlántico, que obligará a la inversión para la conexión del Puerto con Madrid y otros puntos de interés europeos. Y al mismo tiempo, empresarios portugueses y autoridades del Algarve, junto a onubenses, promueven la conexión de la región lusa con Andalucía, mediante la línea Faro-Huelva-Sevilla, aun que todo sigue en un estado muy embrionario.
Mientras el último proyecto de AVE a Huelva anda perdido en los cajones ministeriales por tramitaciones cuyo verdadero frenazo no encuentran explicación real, las deficiencias se siguen acumulando. Y las necesidades de más infraestructuras.
El aeropuerto es otra que se puede colocar a la altura del tren de alta velocidad. Por las décadas que lleva en boca de responsables públicos y sus promesas fallidas, y por la falta de justificación sólida para que no sea una realidad hace tiempo. Tras los fiascos en otros puntos, a Huelva le tocó pagar el pato y toparse con la negativa a autorizar nuevos aeródromos.
Hace casi veinte años que echó a andar el proyecto del aeropuerto Cristóbal Colón, primero en una fórmula mixta que acabó deviniendo en 100% privada, precisamente para salvar cualquier escollo de la Administración y despejar su viabilidad con capital aportado sólo por empresas.
El interés es evidente porque la aplicación de esta infraestructura a sectores como el turismo o la agricultura es determinante para garantizar su desarrollo y expansión. Son muchos los inversores privados que esperan abrir esta puerta de entrada en la provincia para poder trabajar en nuevas vías de desarrollo en ambos sectores, pero sigue el tapón en Madrid. Y Huelva continúa siendo la única provincia costera española (junto a Lugo) sin aeropuerto. Un lastre muy pesado (otro más) para la competitividad en dos sectores que sostienen en gran medida el empleo y la economía provincial.
La comunicación por carretera tampoco se escapa a las demandas onubenses, consideradas vitales para su desarrollo. Una de las consideradas clave es la que une a Huelva con Extremadura. La carretera nacional N-435 es la salida natural de la provincia al norte, hacia Badajoz, fundamental para la economía onubense por la conexión con otra comunidad autónoma que debe buscar su salida al mar por Huelva.
Para ello es necesario que esa carretera sea de alta capacidad, con un desdoble que la convierta en la autovía A-86, también en estudio y proyecto hace años, aunque sin que se haya asegurado nunca el trazado completo.
Esa actuación debería complementarse al mismo tiempo con una doble línea ferroviaria también de alta capacidad para el transporte de mercancías, del que se beneficiaría igualmente el Puerto de Huelva, que en ese olvido está perdiendo competitividad respecto a Portugal y su puerto de Sines, elegido también por los extremeños por su mejor comunicación respecto al onubense.
En los últimos 40 años sólo se ha invertido significativamente en carreteras con la autovía A-49, que no comunicó con Sevilla en un trazado directo hasta hace 30 años, gracias a esas inversiones millonarias que dejó 1992, y su posterior prolongación hasta Portugal, que necesitó de la construcción del Puente Internacional del Guadiana, en Ayamonte. Y casi tan pronto como se hizo esa infraestructura, recientemente reacondicionada, se quedó pequeña, con apenas dos carriles por sentido y sin la previsión futura de esa línea de tren que debería tener asegurada su viabilidad con una plataforma mayor en el viaducto.
Huelva necesita hacer valer su condición de provincia fronteriza, tanto como de costera, para salir del aislamiento al que se encuentra sometida en un rincón de España, que debe expandirse más allá en la península. Es la vía elegida por los empresarios, además, que entienden que esa salida hacia Portugal debe ser una de las vías de desarrollo para la provincia, por todas las posibilidades que abre, si llega ese tren internacional, que cobra más sentido que nunca en una Unión Europea libre de fronteras en todos los sentidos.
También se logró unir Huelva con Punta Umbría en autovía. Y más de 30 años atrás, surge la necesidad de construir un nuevo puente sobre el Odiel, que como el de Ayamonte, también nació pequeño. Mientras en este final de 2023 se acometen obras para su arreglo, las retenciones de tráfico han reaparecido, como tantas que se suceden en los periodos veraniegos, de mayor flujo de vehículos, o por el tráfico diario hacia el creciente municipio dormitorio que es Aljaraque, siempre vulnerable a cualquier incidente sobrevenido en la plataforma.
No son pocos los que ya han planteado la comunicación de la capital onubense con los municipios metropolitanos mediante un tranvía u otro tipo de solución ferroviaria de bajo consumo alternativa al coche. Aljaraque y sus poblados y crecientes núcleos residenciales de onubenses huidos de la capital, Punta Umbría, El Portil o El Rompido puede ser también destino de esa conexión que habrá que abordar en pocos años, dada la proyección de población que tienen estas localidades para esta década.
También es recurrente la reclamación de aquel viejo proyecto de carretera entre Cádiz y Huelva, pese al escollo de Doñana. O el también olvidado puente del río Piedras, que llegó incluso a pilotarse entre El Rompido y El Terrón, que ha quedado como vestigio de otros tiempos, abandonado justo 40 años atrás.
Son muchas las infraestructuras de comunicación pendientes, sin que se haya vuelto a producir un gran desembolso por parte de las administraciones. Las últimas fueron para la construcción de una estación de dimensiones muy reducidas para una alta velocidad de la que nada se sabe, y más atrás, la autovía completa a Punta Umbría y la A-49 hasta la frontera portuguesa. Ni con financiación europea. Sólo se incrementa conectividad sobre el Guadiana en El Granado-Pomarao, hace unos años, y ahora, ya en tramitación de proyecto, el que unirá Sanlúcar de Guadiana y Alcoutim. Para lo demás, habrá que esperar.
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