En parte porque sólo ocho meses más tarde (y a tres días de una movilización para exigir la infraestructura), Montero viró por primera vez. No tenía atado el suelo, tampoco la financiación, pero prometió un megahospital con 1.500 camas que costaría 600 millones de euros y venía a sustituir al Regional. Su ubicación también cambió para moverse a Los Asperones. Crisis mediante tanto uno como otro acabaron durmiendo el sueño de los justos.
Hay que ir casi una década más tarde para volver a tener noticias de un nuevo proyecto. Aquilino Alonso ocupaba en marzo de 2017 la cartera de Salud de la Junta. Puso a trabajar entonces a un grupo de más de 300 profesionales, quería un nuevo diseño del futuro hospitalario de Málaga. Más papeles, ningún ladrillo.
Le sucedería en el cargo Marina Álvarez, que en febrero de 2018 aventuró un nuevo proyecto: 800 camas, para un hospital que costaría 230 millones y que podría abrir sus puertas en 2024. El grupo de expertos señaló detrás del Materno como ubicación ideal. Solo tres meses más tarde, en mayo, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, le hizo cambiar de opinión: el proyecto se trasladó de vuelta al aparcamiento del Civil. Pero no con las 110 camas primigenias, manteniendo las 800 prometidas.
Calentando las elecciones andaluzas, Elías Bendodo (aun presidente de la Diputación) y De la Torre, acordaron la cesión de los suelos. Llegó 2019, cambió el color del Gobierno y cuatro dirigentes populares se hicieron la primera foto junto al Civil: Jesús Aguirre, consejero de Salud; Bendodo, consejero de Presidencia; Francisco Salado, presidente de la Diputación y el alcalde de Málaga habían dibujado el inicio del camino al hospital.
Aguirre puso en duda que pudiera acabarse en 2024, pero dio una primera fecha: 2026. Pero, cuando aún no se había movido el primer proyecto, nuevo cambio: el hospital sería más grandes. Ya no eran suficientes 800, debían ser 1.000 camas. En los aparcamientos del Civil no cabía ese proyecto.
En 2021, Moreno presentó un nuevo proyecto, volvió a bajar a 810 las camas. Costaría 375 millones de euros. El aparcamiento del Civil sería el emplazamiento. Seguiría siendo, aun así, “la mayor infraestructura sanitaria de Andalucía“. El plazo, inamovible, 2026. En 2022, para ello, lo incluyó entre los proyectos de interés autonómico, para acelerar los trámites. Contrató un nuevo anteproyecto, que acabó ganado el estudio de Carlos Lamela en UTE con distintas ingenierías. Este pintó un plazo de ejecución de cinco años para construir la infraestructura una vez comenzasen los trabajos. El proyecto actual concibe esas 810 habitaciones, casi 200 consultas, 46 quirófanos y 2.000 plazas de aparcamiento.
Hasta el momento, los pocos ladrillos que se han movido fueron las casetas que derrumbaron antes de las últimas elecciones autonómicas. Pretendían anunciar el inicio de las obras, aunque hoy, dos años más tarde, sigan sin tener un plazo para empezar el propio hospital –todo hace indicar que se adelantará el aparcamiento, de impulso y futura gestión privados–.
Dos años han pasado dando vueltas entre posibles fechas y escurrir el bulto del calendario cuando se le preguntaba a los distintos responsables. El último movimiento, después de no incluir como tal una partida en las cuentas para 2025 para la construcción del edificio, se ha producido este lunes. La Junta sacó a información pública su plan de negocio para el aparcamiento.
En el mismo se incluye el coste final del edificio y su parking: 686 millones de euros, 300 más de los que manejaba Moreno en 2021. Y se vislumbraba una hipótesis de puesta en funcionamiento, mayo de 2032, seis años después de su primera promesa. Según los plazos marcados en el anteproyecto, para eso deberían iniciar la obra en 2027, al menos. En cuanto a la tardanza en los trámites, la Junta defiende que se adjudicará un sólo contrato, la misma empresa que construya y gestione el aparcamiento será la que levante el Hospital. “El primer contrato mixto de España”, dijeron.
Sea como fuere, 17 años después, siguen corriendo los plazos, cambiando los proyectos, pero los ladrillos aún no se apilan uno sobre otro.