- La mala prensa del sector, la movilidad geográfica y la inestabilidad laboral provocan una falta de mano de obra que amenaza a infraestructuras públicas y viviendas pendientes
En una región con un 17% de paro cuesta entender que las empresas no encuentren empleados en algunos sectores. Es el caso de la construcción, donde hace más de una década que numerosas compañías vienen advirtiendo de que no consiguen personal en casi ninguno de los niveles requeridos, desde operarios básicos a jefes de obra, encargados, etc.
La situación es tan compleja que se están demorando infraestructuras públicas y que las promotoras han ralentizado la puesta en venta de viviendas. Solo en Andalucía hacen falta en estos momentos unos 119.000 empleos en el sector de la construcción, donde el paro se encuentra situado en un 10%.
Este contexto motivó este lunes un coloquio organizado por el Círculo de Empresas Andaluzas de la Construcción, Consultoría y Obra Pública (Ceacop) en el que participó la consejera de Empleo de la Junta de Andalucía, Rocío Blanco, quien reconocía muy gráficamente cómo han cambiado los tiempos:
“En mi época, cuando yo era inspectora de trabajo, mi coche era siempre el peor de todos los que estaban a pie de obra”, recordaba. Eran otros tiempos. Los del boom inmobiliario y los sueldos espectaculares en el sector. Pero llegó el estallido de la burbuja en 2008 y la posterior crisis supuso un golpe de tal magnitud que la construcción no se ha recuperado más de 15 años después.
En Andalucía fueron al paro más de medio millón de trabajadores que pasaron de un alto nivel adquisitivo a estar en la calle y sin formación, ya que muchos habían dejado los estudios para acudir al olor del dinero. En estos momentos hay unos 227.000 empleados en el sector, de los más de 700.000 que llegó a tener. Además, tres de cada cinco tienen más de 55 años. La responsable pública reconocía que aún se mantiene una “leyenda negra” sobre el sector que hay que corregir, para lo que la Junta está trabajando de la mano de las empresas para ayudar a una mayor formación entre los jóvenes.
“Trabajar en la construcción tiene que molar”, repetía este lunes el gerente de Ceacop, Arturo Coloma, quien reconocía la dificultad de un sector que siempre tiene ciclos porque depende especialmente de los presupuestos de las administraciones públicas. Por ello, abogaba por fijar unos presupuestos ordinarios de mantenimiento anual de carreteras y otras infraestructuras básicas que permitan una estabilidad y no depender de los recortes o criterios del responsable público de turno.
Esa falta de estabilidad y el estigma social que tiene el sector son unos de los motivos por los que tampoco los ingenieros apuestan por este sector. Así lo reconocía el catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSI) de la Universidad de Sevilla José Antonio Reinoso, quien explicaba que los alumnos de esta facultad consideran mucho más atractivas otras ingenierías vinculadas a las energías, para las que hay mucha demanda actualmente, y las nuevas tecnologías, como la aeroespacial.
En término similares se expresaba el decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Andalucía (CICCP), José Manuel Medina, quien explicaba que cada año reciben unas 1.000 ofertas de trabajo en esta institución, de las que muchas se quedan sin cubrir.
Sin embargo, mostraba su optimismo porque “estamos en el momento más difícil y se empieza a corregir la curva”. A su juicio, el propio mercado va a provocar mejoras para estos profesionales que hagan más atractivo el sector de la construcción.
A los problemas mencionados se une otro con especial intensidad: la movilidad geográfica. El director general de Dakkos Consultores, referente en recursos humanos, Manuel Díaz, señalaba que buena parte de las ofertas son rechazadas por el destino y los costes que conlleva. “Nadie quiere ir a una obra a Baleares cuando el piso te va a costar tanto o más como lo que ganas”, ejemplificaba.
Los participantes en este coloquio coincidieron en la necesidad de acabar con la “mala prensa” de la construcción y unirse para dignificar una industria que ha evolucionado de manera destacada en los últimos lustros y que actualmente va a ofrecer unas importantes mejoras para salir de su actual situación.
- El Confidencial